NUEVA YORK (Reuters) - Cuando se trata de sumar grasa corporal, el número de calorías que se consumen parece contar más que de dónde provienen esas calorías, más allá de que se ingieran muchas o muy pocas proteínas.
Un equipo observó que las personas con una dieta altamente calórica suman aproximadamente la misma cantidad de grasa y que aquellas que consumen poca proteína engordan menos que las personas con una dieta rica o moderada en proteína pero porque también pierden masa muscular.
"Las variaciones bruscas en el consumo de proteína no provocan variaciones bruscas en el aumento de la grasa corporal. Las calorías son lo que importa", dijo el doctor James Levine, especialista en obesidad de la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota, y que no participó del estudio.
El equipo del doctor George Bray, del Centro Pennington de Investigación Biomédica, de Baton Rouge, en Estados Unidos, reunió a 25 voluntarios jóvenes y saludables para vivir en el laboratorio y realizar una dieta especial durante dos o tres meses.
En las dos primeras semanas, el equipo analizó las dietas de los participantes para determinar cuántas calorías necesitaban ingerir para mantener su peso corporal. Luego, durante ocho semanas, les agregaron unas 1.000 calorías.
Un tercio de los participantes hizo una dieta común con el 15 por ciento de las calorías de origen proteico, mientras que al resto se les indicaron dietas reducidas o ricas en proteína con, respectivamente, el 5 o el 25 por ciento de las calorías de origen proteico.
Eso se tradujo en un consumo promedio de 47, 139 o 228 gramos diarios de proteína.
Las dietas hicieron que todos aumentaran de peso, pero no por igual. Con la dieta reducida en proteína, los participantes engordaron unos 3 kilos, a diferencia de entre 5,8 y 6,3 kilos en los grupos tratados con las otras dos dietas.
Pero el grupo con la dieta reducida en proteína acumuló más del 90 por ciento de las calorías adicionales en forma de grasa y perdió masa muscular (proteína corporal), mientras que otros participantes acumularon grasa y masa muscular magra, según precisa el equipo en Journal of the American Medical Association.
De modo que todos los grupos engordaron con una cantidad similar de grasa total adicional.
Donald Layman, de la Universidad de Illinois, aseguró que es difícil determinar cómo podrían aplicarse los resultados a la población general. "Es un estudio científicamente interesante, pero no creo que nos diga nada nuevo sobre la obesidad", dijo a Reuters Health.
Pero Levine señaló que los resultados dejan un par de mensajes para la población general, como que el aumento o descenso de peso no es el mejor indicador de lo saludable que es la alimentación de una persona.
Y Bray coincidió. "La báscula no es necesariamente una buena guía del tipo de peso que se está aumentando. Los participantes con la dieta reducida en proteína engordaron la mitad que los grupos con las otras dos dietas, pero con una característica clave: perdieron proteína corporal, lo que no es saludable", dijo.
"La balanza puede inducirnos a pensar que estamos haciendo las cosas bien, cuando no es así", agregó Bray, quien concluyó que, independientemente del número, "consumir más calorías aumenta la cantidad de grasa corporal, sin importar la composición de la dieta".
Un equipo observó que las personas con una dieta altamente calórica suman aproximadamente la misma cantidad de grasa y que aquellas que consumen poca proteína engordan menos que las personas con una dieta rica o moderada en proteína pero porque también pierden masa muscular.
"Las variaciones bruscas en el consumo de proteína no provocan variaciones bruscas en el aumento de la grasa corporal. Las calorías son lo que importa", dijo el doctor James Levine, especialista en obesidad de la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota, y que no participó del estudio.
El equipo del doctor George Bray, del Centro Pennington de Investigación Biomédica, de Baton Rouge, en Estados Unidos, reunió a 25 voluntarios jóvenes y saludables para vivir en el laboratorio y realizar una dieta especial durante dos o tres meses.
En las dos primeras semanas, el equipo analizó las dietas de los participantes para determinar cuántas calorías necesitaban ingerir para mantener su peso corporal. Luego, durante ocho semanas, les agregaron unas 1.000 calorías.
Un tercio de los participantes hizo una dieta común con el 15 por ciento de las calorías de origen proteico, mientras que al resto se les indicaron dietas reducidas o ricas en proteína con, respectivamente, el 5 o el 25 por ciento de las calorías de origen proteico.
Eso se tradujo en un consumo promedio de 47, 139 o 228 gramos diarios de proteína.
Las dietas hicieron que todos aumentaran de peso, pero no por igual. Con la dieta reducida en proteína, los participantes engordaron unos 3 kilos, a diferencia de entre 5,8 y 6,3 kilos en los grupos tratados con las otras dos dietas.
Pero el grupo con la dieta reducida en proteína acumuló más del 90 por ciento de las calorías adicionales en forma de grasa y perdió masa muscular (proteína corporal), mientras que otros participantes acumularon grasa y masa muscular magra, según precisa el equipo en Journal of the American Medical Association.
De modo que todos los grupos engordaron con una cantidad similar de grasa total adicional.
Donald Layman, de la Universidad de Illinois, aseguró que es difícil determinar cómo podrían aplicarse los resultados a la población general. "Es un estudio científicamente interesante, pero no creo que nos diga nada nuevo sobre la obesidad", dijo a Reuters Health.
Pero Levine señaló que los resultados dejan un par de mensajes para la población general, como que el aumento o descenso de peso no es el mejor indicador de lo saludable que es la alimentación de una persona.
Y Bray coincidió. "La báscula no es necesariamente una buena guía del tipo de peso que se está aumentando. Los participantes con la dieta reducida en proteína engordaron la mitad que los grupos con las otras dos dietas, pero con una característica clave: perdieron proteína corporal, lo que no es saludable", dijo.
"La balanza puede inducirnos a pensar que estamos haciendo las cosas bien, cuando no es así", agregó Bray, quien concluyó que, independientemente del número, "consumir más calorías aumenta la cantidad de grasa corporal, sin importar la composición de la dieta".
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