Las
llanuras abisales son zonas llanas o de pendiente muy suave del fondo de la cuenca
oceánica profunda. Están entre las zonas de la Tierra más llanas y suaves, y entre las menos exploradas. Las llanuras abisales suponen aproximadamente el 40% del fondo del océano y su profundidad oscila entre los 2.200 y los 5.500
m. Suelen quedar entre el pie del
talud continental y una
dorsal oceánica o una
fosa.
Son las principales zonas de
sedimentación del planeta; bajo la capa de sedimentos, se encuentra la
corteza oceánica, formada por
silicatos magnésicos que componen rocas de tipo
basáltico. Estas rocas tienen su origen en las dorsales oceánicas, por la solidificación del
magma que por ellas aflora a la superficie, y se destruyen en las zonas de
subducción, junto a los
continentes, donde se introducen de nuevo en el magma.
El
talud continental es una parte de la morfología submarina, ubicada entre los 200 a 4.000 metros bajo el nivel del
mar.
Esta zona tiene un fuerte relieve o declive, en la que se encuentran profundos
valles, grandes
montañas y gigantescos
cañones submarinos. En los taludes continentales se producen grandes deslizamientos ya que el origen de los mismos está en la acumulación sucesiva de sedimentos procedentes, a veces desde distancias considerables, desde los continentes más cercanos.
Las condiciones de vida oceánica se hacen muy difíciles por lo que el volumen de la
biomasa disminuye. A esta región también se le llama
zona batial. Esta unidad morfológica, es la porción del fondo oceánico, que se extiende a partir del borde de la
Plataforma continental hasta una profundidad de 1.000 a 4.500 m. Su pendiente media es de 5° a 7° grados, aunque a veces alcanza 25º y en ocasiones rebasa los 50°. En amplitud varía de 8 a 10 km. hasta 250-270 km.
El
Gran Valle del Rift es una gran
fractura geológica cuya extensión total es de 4.830
kilómetros en dirección norte-sur. Aunque generalmente se habla de este valle para referirse sólo a su parte africana, desde
Yibuti a
Mozambique, lo cierto es que el
mar Rojo y el valle del
río Jordán también forman parte de él. Comenzó a formarse en el sureste de
África (donde es más ancho) hace unos 30 millones de años y sigue creciendo en la actualidad, tanto en anchura como en longitud, expansión que con el tiempo se convertirá en una
cuenca oceánica (de hecho, ya lo es en la zona del mar Rojo gracias a su comunicación con el
océano Índico). Los constantes temblores de tierra y emersiones de
lava contribuyen a este crecimiento y, de seguir a este ritmo, el fondo del valle quedará inundado por las aguas marinas de forma total dentro de 10 millones de años. Con ello, África se habrá desgajado en dos continentes distintos que procederán a separarse más aún hasta formar un nuevo océano.
Un
atolón es una
isla coralina oceánica, por lo general con forma de anillo más o menos circular, o también se entiende como el conjunto de varias islas pequeñas que forman parte de un
arrecife de coral, con una
laguna interior que comunica con el
mar. Los atolones se forman cuando un arrecife de coral crece alrededor de una isla volcánica, a medida que la isla se va hundiendo en el océano.
Las
fosas oceánicas son regiones deprimidas y alargadas del fondo submarino donde aumenta la profundidad del
océano. Es una forma de relieve oceánico que puede llegar hasta los 11 km de profundidad.
La temperatura del agua en las fosas oceánicas suele ser muy baja, normalmente ente los 0º y 2 °C. De momento, la fosa oceánica más profunda es la
sima Challenger en la
fosa de las Marianas con 11.033 metros de profundidad. Aunque no lo parezca, en las fosas oceánicas existe vida marina, como por ejemplo los
moluscos.
En el
Pacífico occidental se encuentra el mayor número de fosas y las más profundas, con seis fosas que superan los 10.000 m de profundidad.